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Bogotá pesa cada vez menos en el PIB del país

El Tiempo  |  15 de septiembre de 2014 (00:02 h.)
Bogotá

Participación cayó al 25 %. Expertos y empresarios creen que rezago industrial está pasando factura.

Bogotá ya no es el gigante de antes. Sigue siendo muy grande, pero el espacio que ocupa dentro de la economía del país se viene contrayendo. Sus reducidas exportaciones y su paulatina caída en materia de productividad impactan no solamente en la cantidad de empleos generados, sino también en la calidad de los salarios y de las condiciones laborales.

De hecho, ya no pesa lo mismo en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional: en el año 2000, su participación era del 25,4 por ciento (Bogotá tenía un PIB de 72,3 billones de pesos, frente a 284,7 billones del PIB nacional); en el 2012 llegó al 26,6 por ciento (122,8 billones versus 470,9 billones de pesos), pero el año pasado bajó al 25,8 por ciento (la ciudad registró 127,4 billones de pesos y la Nación, 492,9 billones), según las cifras del Dane.

Los expertos coinciden en que eso no necesariamente es una mala noticia para el país, pues implica también que otras regiones, como Meta y Cesar, estén creciendo, gracias a la bonanza en el sector minero y de hidrocarburos.

Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), señala que “el reto de Bogotá es grande, le toca repensarse y asumir que ser hoy el centro de la economía del país no es garantía para el futuro. Por ejemplo, la costa Caribe está llevándose inversiones importantes en fábricas y plantas de producción”.

Y ese es el corazón del problema, en opinión de Edgard Moncayo, de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas: “Parte del rezago se debe también a la falta de dinamismo en las actividades económicas de la capital del país. Si se mira su PIB, es decir, lo producido por la ciudad, y se lo compara con las cifras nacionales, apenas si lo supera. ¿Por qué? Por la desindustrialización de la ciudad”.

En el último año, varias empresas se han ido del Distrito Capital.Hace apenas unas semanas, la British American Tobacco Colombia llevó su inversión hacia Santander y Mazda cerró su planta. Y, hace un año, Michelin cerró sus operaciones industriales en Bogotá y Cali. Juntas han significado la pérdida de alrededor de mil empleos en la ciudad.

Moncayo cree que las decisiones de estas firmas no se deben a crisis privadas, sino al alto costo de la tierra y de los impuestos, entre otros factores. Sin embargo, Juan Carlos Jiménez, gerente de promoción de inversión de Invest in Bogotá, asegura que las empresas extranjeras buscan tener sus oficinas en Bogotá.

“Esta sigue siendo la ciudad financiera del país. Todo el dinero pasa por Bogotá y es el primer lugar en el que los inversionistas piensan a la hora de instalarse en el país. Incluso, es uno de los destinos más competitivos del Cono Sur”, anota. A pesar de la partida de algunas compañías, agrega, entre el 2003 y el 2013 empresas de países como Estados Unidos, España y Francia invirtieron más de 11.400 millones de dólares.

Industria, la joya perdida

Bogotá no se ha caracterizado por su talante manufacturero ni exportador. Durante los años 70, en tiempos del proteccionismo económico, la capital se dedicó a la sustitución de importaciones, pero ese impulso se perdió con la apertura económica de los 90, pues los modos de producir no eran competitivos con los de países más tecnificados.

“La pepa de oro de la economía es la industria –afirma Mac Master–, pues no solo provee una más amplia oferta de trabajo calificado, sino que mueve la producción de materias primas, estimula el crecimiento del sector servicios y fortalece el transporte y la logística”.

Pero Jiménez insiste en que “Bogotá sigue por encima del PIB nacional” y en que eso la hace atractiva. Moncayo aclara que debe mirarse el PIB per cápita y no el total, para saber si los bogotanos se están volviendo más productivos.

“Estamos por debajo de la media nacional, pues mientras crecemos al 2,8 por ciento, el país va en el 2,95 por ciento. ¿Por qué? Porque recibimos 70.000 desplazados al año y migrantes de todas las ciudades: nuestra población crece más que la productividad”, sentencia.

Servicios, la salida

En lugar de la industria, el sector servicios (financieros, inmobiliarios, empresariales, públicos, etc.) es el que ha repuntado en los últimos años. De hecho, el 69 por ciento de la producción de la capital se concentra en él y pesa el 30 por ciento de lo que esa área aporta al PIB del país.

“No se puede ignorar su crecimiento. Ahí es donde están las oportunidades”, dice Jiménez, de Invest in Bogotá, organización mixta que durante la última década ha atraído más de 4.000 millones de dólares de firmas extranjeras para el sector financiero y de comunicaciones.

Si bien Moncayo reconoce todas estas ventajas, cree que falta innovación: “Si queremos competir con potencias como los países europeos, debemos enfocarnos en la tecnología, pero solo el 0,3 por ciento del PIB se invierte en eso”.

Mientras tanto, el presidente de la Andi propone una cooperación: “Creo que el sector privado también debe ser parte de las discusiones de política pública económica. A Bogotá le falta esa conversación, que sí existe en Medellín y el Caribe. Debe tenerla, pero sin restricciones”.

‘Tenemos un sesgo asistencialista’

Carlos Simancas, secretario de Desarrollo Económico

¿Cuál es la estrategia económica de esta Alcaldía?

Bogotá se ha enfocado en los emprendimientos y en la generación de empleos, para mejorar las opciones de los más vulnerables.

Las manufacturas han venido perdiendo espacio. Ahí es donde debe trabajarse, en la economía popular.

¿Y con economía popular catapulta la economía?

Debo decir que tenemos un sesgo asistencialista y es cierto que Bogotá debe reconceptualizar su visión de desarrollo, porque está minimizando el problema de la desindustrialización.

Tiene que ver con los presupuestos que se le asignan a esta Secretaría y el tamaño de la entidad: somos raquíticos. Falta una reforma que le dé prioridad al desarrollo económico.

¿No era esa la lucha que usted debió dar?

Y la he dado en el Consejo de Gobierno. La responsabilidad con el futuro de la ciudad es grande. Se lo he planteado al Alcalde y al Consejo de Gobierno, pero se requiere experiencia y ya no será este gobierno el que lo haga.