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Colombia sigue contando muertos y se pregunta si la tragedia pudo evitarse

EFE  |  19 de mayo de 2015 (17:31 h.)
Avalancha en Antioquia

Colombia asimila hoy, en la jornada del día después, que tardará mucho tiempo en encontrar a todos los muertos de la tragedia de Salgar, en el noroeste del país, donde casas y familias enteras fueron arrastradas por una riada que ahora muchos se preguntan si podía haberse evitado.

La fuerza del agua que arrasó la madrugada de este lunes cuanto había a su paso y que surgió tras el represamiento y posterior desborde de la quebrada Liboriana ha desaparecido de la aldea de Las Margaritas, la más afectada del municipio de Salgar, en el departamento de Antioquia, pero sus secuelas son bien visibles.

Trozos de lo que fueron paredes, madera rota, piedras de todos los tamaños y toneladas de lodo dificultan el paso de las casi 400 personas que componen los equipos de búsqueda en Las Margaritas, donde vivían unos 500 vecinos, que se presupone salieron a la carrera cuando oyeron la llegada del torrente.

Pero son especulaciones, ya que sigue sin determinarse el número de desaparecidos en la riada, en tanto que el resto de pesimistas cifras suben a cada hora poco a poco, a cuentagotas.

Según el director de socorro nacional de Cruz Roja Colombiana, César Ureña, la cifra de fallecidos se sitúa por el momento en 69 personas, en tanto que los heridos, confirmó hoy el presidente Juan Manuel Santos, ascienden a 37.

Así las cosas, tan pronto amaneció cientos de miembros de la Cruz Roja, la Defensa Civil, Bomberos, Policía, Fuerza Aérea, Ejército, Ministerio de Salud y Medicina Legal en coordinación con el Consejo Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia (Dapard) reanudaron la búsqueda.

En Salgar hoy se mezclan los coloridos uniformes de estos profesionales con el barro y el color metálico de los camiones cisterna que reparten agua, una de las pocas medidas de emergencia solicitadas por la Gobernación de Antioquia.

Y es que, según el gobernador de este departamento, Sergio Fajardo, por el momento no se necesita ayuda humanitaria ya que las autoridades regionales tienen la capacidad para dar la primera respuesta y también porque ahora la tarea principal es encontrar a los desaparecidos.

El radio de búsqueda se ha ampliado hoy a 40 kilómetros a lo largo y ancho del río Cauca, en el que desemboca la Liboriana porque, explicó Fajardo en varias entrevistas radiofónicas, varios cadáveres han aparecido en lugares lejanos al epicentro de la tragedia arrastrados por la corriente.

En consecuencia, indicó que "hay alerta en todos los municipios para poder estar atentos si pasa algún cadáver".

Los únicos edificios que se han salvado en Las Margaritas son la Iglesia y un centro infantil, lo que ha sido visto por los vecinos como una suerte de milagro entre el drama de los residentes, algunos de los cuales han llegado a perder en la fatídica noche de la avalancha hasta 16 familiares.

Entre los cientos de damnificados por la riada las autoridades han llamado la atención sobre los niños, muchos de ellos ahora huérfanos, puestos en primer plano por la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas.

"Hay 119 menores damnificados. Cincuenta de ellos están ubicados en dos albergues y el resto con familiares. Lastimosamente nueve de ellos son fallecidos", dijo la funcionaria a periodistas.

Mientras los cadáveres son trasladados a Medellín para ser identificados y los familiares esperan desde ayer a la entrada del cementerio de Salgar para darles sepultura, muchos en Colombia se preguntan si la tragedia pudo haberse evitado.

Según recordó hoy la emisora RCN La Radio, en el Plan de Desarrollo Municipal de Salgar varios párrafos advertían de que existía riesgo "alto y medio" de vulnerabilidad en el corregimiento "por su ubicación en la llanura de ubicación de la quebrada".

Ante el documento, Fajardo sostuvo que la emergencia fue producto de la naturaleza e imposible de prever; sin embargo, el presidente del Concejo Municipal de Salgar, Juan Alexander Gallego, dijo que aunque se venía vigilando la montaña por donde bajó el agua lluvia "se bajó la guardia" porque durante un tiempo no presentó problemas.