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El jefe de la guerrilla colombiana ELN advirtió que "el tren de la paz puede arrancar pronto"

Reuters  |  25 de abril de 2015 (02:18 h.)
Gabino ELN Colombia

Nicolás Rodríguez Bautista, alias "Gabino", informó que siguen los encuentros con delegados del gobierno de Santos y que hay un 80 por ciento de acuerdo en la agenda para iniciar formalmente el proceso de paz. 

El ELN, la segunda mayor guerrilla de Colombia, está cerca de iniciar negociaciones de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, pero los rebeldes no están dispuestos a terminar tras las rejas para redimir décadas de violento conflicto armado, aseguró el máximo líder del grupo.

Nicolás Rodríguez Bautista, comandante del izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN), dijo que siguen los encuentros con delegados del Gobierno y que aún falta acordar algunos puntos para que comience formalmente el proceso de paz.

"En este momento marchan con regularidad los encuentros", sostuvo Rodríguez, alias "Gabino", en un video enviado a Reuters en respuesta a una solicitud de entrevista en persona que fue rechazada por motivos de seguridad.

"Hay un 80 por ciento de acuerdo (en la agenda), queda un 20 por ciento, que es lo que falta para establecer una mesa pública", agregó el jefe rebelde, de 65 años, en el video, donde se lo ve sentado en medio de la maleza enfundado en un uniforme verde oliva y con un fusil sobre las piernas.

Cuando se iniciaron los contactos preliminares entre la Administración de Santos y el ELN hace 15 meses, las partes acordaron abordar temas sociales, políticos y económicos en sus negociaciones. Esa agenda coincide con la que discuten en Cuba el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mayor grupo guerrillero colombiano, desde hace más de dos años.

Pero como sucede con las FARC, el mayor escollo en las negociaciones también promete ser la negativa de los guerrilleros del ELN a cerrar las heridas con condenas penales.

"Ni más faltaba. Si no hemos sido objeto de prisión durante más de 50 años de confrontación contra un aparato militar tan poderoso como es el colombiano, sería entonces absurdo pensar que fuéramos a pagar cárcel por reivindicar el derecho que tenemos a una salida política al conflicto", dijo Rodríguez.

El ELN, que nació en 1964 inspirado por la revolución cubana y tuvo en sus filas a sacerdotes católicos radicales que se sumaron a la lucha por imponer un sistema socialista, ya había mantenido contactos exploratorios con el Gobierno para superar el conflicto en 2002 y 2007, pero no prosperaron.

Hoy esa guerrilla todavía se enfrenta con las Fuerzas Armadas en las selvas colombianas y lanza ataques contra la infraestructura productiva, a pesar de que la ofensiva militar colombiana ha reducido sus filas a unos 2.000 combatientes.

Son acusados de financiarse con secuestros, la extorsión a multinacionales petroleras y mineras, y con el narcotráfico.

Desde la clandestinidad, el comandante rebelde, sobre quien pende una recompensa de 2,5 millones de dólares, no quiso detallar dónde se celebraron los encuentros con el Gobierno. Pero fuentes cercanas al proceso han dicho que se realizan en el exterior.

Flanqueado por las banderas de Colombia y del ELN y por tres guerrilleros armados, Rodríguez aseguró que algunos cambios políticos y sociales para combatir la pobreza y la desigualdad impulsados por el Gobierno ayudarían a que se sienten a la mesa para negociar.

"El tren de la paz puede arrancar pronto", sostuvo.

Rodríguez dijo que si se inicia la negociación, están dispuestos a hacer gestos de paz como colaborar con el desminado del territorio.

Sin embargo, el tren podría descarrilarse en algún punto por la negativa del presidente Juan Manuel Santos a ofrecer amnistías o indultos en el marco del conflicto de más de medio siglo, que ha dejado 220.000 muertos y millones de desplazados.

El argumento gubernamental es que Colombia debe respetar la Corte Penal Internacional, que establece que los responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad, como los guerrilleros, deben pagar cárcel sus delitos, que incluyen asesinatos, masacres, secuestros y desplazamiento forzado, entre otros.

A cambio el Gobierno busca que los líderes rebeldes acepten penas alternativas para pagar sus crímenes con el aval de la Corte Penal Internacional, algo que el máximo comandante del ELN califica de intromisión.

"Colombia, después de 50 años de guerra, tiene el derecho a ejercer su soberanía y cualquier otra intromisión es intervención en los asuntos internos de nuestro país", afirmó el líder rebelde, que ingresó a la guerrilla a los 14 años y tomó las riendas del ELN cuando en 1998 murió el sacerdote español Manuel Pérez en las montañas, entonces jefe del grupo.