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'Estoy lista para dialogar tan pronto los niños regresen a sus clases'

El Tiempo  |  27 de abril de 2015 (00:31 h.)

La ministra de Educación, Gina Parody, afirma que todo iba bien hasta que Fecode se paró de la mesa.

¿Por qué tan radical su posición de no negociar mientras haya paro?

Yo estoy abierta al diálogo, pero nada puede violar el derecho a la educación de 9 millones de niños. Ese es un derecho sagrado. Dejarlos sin clase y por fuera de los colegios es injusto. Los niños deben estar aprendiendo en lugares seguros, no en la calle o en las casas solitos. Estoy lista para dialogar tan pronto los niños regresen a sus clases.

Fecode sostiene que, históricamente, la única manera como los maestros han logrado que los escuchen ha sido yendo a paro…

La historia va cambiando en Colombia y sobre todo bajo este Gobierno cambió para la educación. Desde su discurso en su segunda posesión, el presidente Santos fue claro, como ningún Gobierno anterior, en que la educación sería uno de sus pilares. Y esa decisión política ha venido acompañada de recursos para becas en educación superior, para jornada única, para primera infancia, para infraestructura, para gratuidad educativa y para nuestros docentes. ¡Por primera vez el presupuesto de la educación es superior al de la guerra! Con un cambio como este, es miope mantener las dinámicas del pasado. El Gobierno invita a sus maestros a que sean los más importantes y reconocidos en esta sociedad y está dispuesto a garantizar esa promesa. Es increíble que interfieran razones políticas para tratar de impedir ese reconocimiento.

Se escucha la crítica de que si el Gobierno negocia con unas Farc armadas en medio del conflicto, ¿cómo no acepta en medio de un paro pacífico negociar con los maestros, cuyas únicas armas son sus libros?

Esa es una comparación simplista. Aceptar esa premisa significaría que de aquí en adelante, cualquier vía de hecho se volvería justificable. ¡Eso es muy nocivo para Colombia! ¡Saquen a los niños de esto!

Los colombianos aprecian a sus maestros, les tienen gratitud. Saben que deberían estar mejor pagados. ¿Eso se traduce en un ambiente tácito a favor de esta protesta?

Que los colombianos apoyen a sus maestros es bueno. Quiere decir que la sociedad ha entendido que tenemos que dignificar la labor de los docentes y mejorar sus salarios. En eso estamos totalmente alineados. Yo estoy dando una batalla muy dura por ellos, en momentos de ‘vacas flacas’, pues la caída de los precios del petróleo deja al Gobierno sin recursos cuantiosos, y a mí con muchas dificultades para conseguir dinero para el sector. Por eso estoy dando esta batalla con todas mis fuerzas. Para que empecemos a ver inversión en infraestructura, para que se implemente la jornada única y en general, para que una mejora en los ingresos de los docentes se vea reflejada en mejores resultados académicos de nuestros niños.

Usted ha dicho que proyectos como la jornada única requerirán más profesores. En un panorama como el de hoy, ¿cómo convencer a los jóvenes, a los estudiantes y a los recién egresados de que ser docente en Colombia vale la pena?

Ese es el mayor reto que enfrenta el país en materia educativa. Necesitamos que la profesión docente sea la más respetada y la más taquillera y eso requiere, por supuesto, de mejor remuneración para los docentes nuevos. Pero eso no es suficiente. Usted no se va a trabajar a una empresa solamente por el sueldo; quiere que su trabajo sea estimulante, quiere sentirse orgulloso del lugar donde trabaja, quiere creer que contribuye a una causa. Por eso estamos invirtiendo en la jornada única, en becas para docentes, en infraestructura, en tecnología, para que los nuevos docentes encuentren un lugar estimulante para dedicar su vida profesional.

Fecode insiste en que el Gobierno no les ha cumplido a los maestros nada de lo que les prometió…

Eso es falso. El presidente Santos ha cumplido sus compromisos. Le cuento, por ejemplo, que con respecto a la nivelación salarial, en mayo del 2014 se inició este proceso. A los maestros se les reconoció un punto adicional al aumento salarial de los servidores públicos. Ese punto adicional lo pagan los colombianos y representó 75.000 millones de pesos. Este año será otro punto adicional y además un bono equivalente al trabajo de 15 días hábiles, sin trabajarlos. Esto en total equivale a 618.000 millones de pesos, y a un incremento en los ingresos de los docentes correspondiente al 5 por ciento por encima del incremento de los demás funcionarios públicos. Es un muy buen comienzo, pero tenemos que continuar.

¿Estamos entonces de acuerdo en que los maestros merecen ganar más?

Sí, sin duda.

¿Si están de acuerdo, por qué no se han podido poner de acuerdo?

Fecode pide una nivelación de casi el 30 por ciento. Esto sería equivalente a 3,9 billones anuales y el país no tiene esos recursos. Para darle una dimensión, esto es equivalente al presupuesto del Sena y Colciencias juntos o a la construcción de casi mil colegios cada año. Nosotros hemos ofrecido un 10 por ciento adicional a lo que le acabo de contar. Ese es el aumento más generoso que haya ofrecido un Gobierno en toda la historia reciente. Además de eso, ya arrancamos con un modelo de incentivos y estímulos que también mejora los ingresos de los docentes.

¿De qué manera?

Como me dijo una profesora en Lorica: “En Colombia no puede dar lo mismo ser un buen maestro que un mal maestro”. El país debe reconocer la labor de los maestros dedicados, que son muchos. Por eso hemos propuesto que todos los docentes, directivos y empleados administrativos de los colegios que alcancen las metas de mejoramiento en la calidad reciban un pago equivalente hasta de un salario adicional al año. Esto representa el equivalente a un incremento salarial del 7 por ciento. Así ganamos todos: los docentes, porque mejoran sus ingresos; los estudiantes, porque aprenden más y mejor, y el país, porque elevamos la calidad educativa.

¿Por qué no darles gusto en nivelarlos de una vez salarialmente, y después sí bienvenidos los incentivos?

Tiene que ser al tiempo. No vamos a poder mejorar la calidad si solo nos enfocamos en cuántos recursos le invertimos al sistema. Tenemos que conectar la inversión con los resultados. Durante los últimos años, Colombia ha estado prácticamente quieta en materia de calidad educativa, mientras que los recursos para el sector han crecido sustancialmente. ¿Por qué? Porque inversión y resultados han estado desconectados. Los incentivos y los estímulos son el mecanismo para asegurar que los recursos que los colombianos le invierten al ingreso de los docentes se vean reflejados en mejoras a la calidad.

El Ministro de Hacienda por fin reconoció que el país no tiene plata. ¿De dónde van a salir los recursos para dejar felices a los maestros y mejorar drásticamente la calidad de la educación?

Si queremos dar estos saltos en calidad e inversión en educación, tenemos que tomar decisiones como país. El presidente de Fecode me sugirió que propusiéramos una reforma al Sistema General de Participaciones para garantizar de una vez por todas la llegada de más recursos. Le dije que sí, que estaba lista y dispuesta a hacer esto. Inclusive algunos sectores han propuesto un incremento de un punto del IVA para destinarlo exclusivamente a financiar este incremento salarial. Usted sabe que yo conozco bien el Congreso y le quiero decir que nunca antes había encontrado un ambiente tan favorable, de todos los partidos, para trabajar por la educación.

A Fecode no parece gustarle mucho lo de la evaluación. Le da como miedo.

Fecode quiere que los profesores no se evalúen. ¿Usted se imagina eso? ¿El país apostándole a la calidad y el sindicato proponiendo que no se evalúen los docentes?

¿En esa evaluación no se pueden encontrar el Gobierno y los maestros en un punto intermedio?

Le cuento una anécdota: docentes de la Costa me convencieron de que la evaluación escrita actual no es la mejor. Que podemos tener mejores. Por eso el Gobierno aceptó eliminar por completo la evaluación escrita que existe hoy, que realmente no mide la efectividad de un docente y tiene a muchos maestros represados en el ascenso. Y pasar a un modelo de evaluación que sí mida la calidad en el aula, promueva el mejoramiento e involucre a docentes, estudiantes y padres de familia. Voy a usar una analogía: lo que proponemos es como pasar del examen aterrador de selección múltiple con un profesor cuchilla vigilando que nadie se copie, al equivalente a un examen de libro abierto, para llevarse a la casa; exigente, pero bien pensado. A muchos maestros esto les suena.

A Fecode también le reclaman que parece preocupado solamente por sus privilegios y no por aceptar un verdadero diálogo sobre la calidad de la educación. ¿Hay algo de verdad también en eso?

A los maestros les preocupa la calidad. Sin embargo, la discusión con Fecode se ha centrado en la plata. Demos ese debate, sí, pero al mismo tiempo pongámonos de acuerdo en cómo vamos a sacar a Colombia del estancamiento en que nos encontramos en materia de calidad. No podemos hablar de inversión sin calidad, ni de mejoramiento sin evaluación.

Usted dice que los maestros deben regresar a clases para volver a negociar. Ellos se quejan de que han dialogado durante los últimos ocho meses que lleva de ministra, y que aún no hay acuerdo…

Las negociaciones no llevan ocho meses. Empezaron en febrero, al tiempo con la mesa nacional que incluye a todos los diferentes sectores y déjeme decirle algo que el mismo Fecode reconoció en algún momento: que éramos el sector que más había avanzado en estas negociaciones. Eso es verdad porque el Ministerio tiene una intención genuina de llegar a acuerdos que beneficien a los docentes y a los estudiantes.

¿Si habían avanzado e iban por la vía correcta, por qué un diálogo constructivo degeneró en un paro que perjudica a los niños de Colombia?

¿Sabe qué nos hizo mucho daño? La hora cero. Fecode había anunciado la fecha del paro hacía semanas y no podía echarse para atrás. Yo le aseguro que con una semana más de negociaciones habríamos llegado a un acuerdo.

A usted la catalogan de intransigente. ¿Se arrepiente de haberse parado de la mesa de negociación con Fecode?

Yo no me paré. Fecode dejó la mesa y con ello dejó en la calle a millones de niños que hoy no pueden ir a clase. Sigo abierta al diálogo, pero les pido que no me dejen a los niños sin clase ni a los padres preocupados, sin poder ir a trabajar por cuidar a sus hijos. En eso seguiré siendo firme. Manifiesto todo el respeto y garantía por el derecho a la protesta, pero firmeza absoluta frente a la protección de los derechos de los niños y niñas colombianos.

Francamente no los veo tan lejos. Aquí podría buscarse un punto intermedio. ¿Por qué no invita a Fecode a reunirse mañana mismo, montan otra vez la mesa de negociación y usted les promete retomar el diálogo por el punto que más les preocupe?

Las puertas al diálogo están abiertas hoy, mañana, pasado mañana, cuando ellos quieran. El país reconoce que este es un Gobierno de diálogo, solo pedimos que los niños vuelvan a las clases.

MARÍA ISABEL RUEDA