Nunca antes un jugador colombiano había llegado con tanta expectativa al club de fútbol más importante del mundo. De hecho, apenas dos de los nuestros han podido ponerse la histórica, pesada y muy respetada camiseta blanca del Real Madrid. Por eso, lo de James Rodríguez, quien será presentado este martes como nuevo integrante del club merengue, tiene una trascendencia gigante.

Es uno de los puntos más alto de la relación del Real Madrid con Colombia, que se puso en marcha hace 62 años. Fundado en 1902, el club blanco organizó un torneo internacional para festejar sus bodas de oro. Uno de los invitados fue un equipo que, al otro lado del océano Atlántico, era sensación: Millonarios. 

En ese equipo vestido de azul y blanco brillaba un grupo de jugadores encabezado por Alfredo Di Stéfano. Con él, el 30 de marzo de 1952, Millos dio una de las exhibiciones de fútbol más recordadas por los aficionados españoles de entonces, a tal punto que, al día siguiente, los diarios españoles calificaron a Millonarios del “mejor equipo del mundo”.

Santiago Bernabéu, el más importante presidente del Real Madrid en su historia, se dio a la tarea de fichar al argentino, quien antes de pisar Bogotá ya había brillado en River Plate y Huracán. Y al año siguiente se vistió de blanco. Con Di Stéfano, el Madrid fue dominador del fútbol europeo en el cierre de la década del 50 y el comienzo de la del 60. Y la relación entre azules y blancos quedó establecida para siempre, a tal punto que se volvieron a enfrentar cuatro veces ese año, dos en Bogotá y dos en Caracas. Y en 1959, cuando Di Stéfano ya estaba consagrado con el Madrid, volvió a Bogotá para visitar a Millos: fue empate 1-1. Ese mismo año enfrentaron al América en Cali con triunfo visitante 2-5.

La historia del Real Madrid siguió creciendo y su relación con el fútbol colombiano se enfrió hasta 1991, cuando estuvo a punto de contratar a un técnico colombiano, Francisco Maturana, quien venía de llegar a octavos de final con la Selección Colombia en Italia-90 y de una buena campaña con el Real Valladolid.

“Yo firmé el contrato y hasta pedí nuevos jugadores, pero tenía que esperar a que terminara la temporada. Mientras tanto, el Madrid tuvo que llamar a Radomir Antic para salvarse del desastre. Y él sacó 19 de 20 puntos posibles. Y se quedó. Ellos fueron muy correctos y me dijeron: ‘quédese como mánager’. Y yo dije: ‘yo no sé hacer eso’ ”, recordó Maturana el año pasado, en una entrevista con Mauricio Silva en la revista Bocas.

De esa misma Selección que puso a sonar de nuevo al fútbol colombiano, Freddy Rincón sí logró vestirse de blanco. Fue contratado para la temporada 1995/96 y no pudo triunfar. Le dieron la camiseta número 8. Apenas jugó 14 partidos y no anotó goles. Sufrió varios ataques de racismo. “Los malos recuerdos no los guardé. Solo los buenos recuerdos de muchas personas, como Fernando Hierro. Me tocó llegar en una mala época, pero de algo sirvió”, declaró Rincón este lunes a la cadena española Cope.

Cuatro años después, otro colombiano fue protagonista de una historia que parece una novela. Edwin Congo marcó dos goles en un partido de Copa Libertadores contra River Plate; uno de estos, luego de una larga carrera. Un hincha del Real Madrid le escribió al presidente de entonces, Lorenzo Sanz, que lo contratara. ¡Y le hicieron caso! Pagaron 3,5 millones de dólares por él. Pero Congo no jugó un solo partido oficial: fue prestado al Valladolid, al Vitoria Guimaraes de Portugal y al Toulouse de Francia. Lo curioso es que estuvo en la celebración de la Liga de Campeones de 2002...

La relación del Real Madrid con Colombia tuvo un nuevo capítulo en 2008, cuando el equipo vino a Bogotá a jugar contra Santa Fe. Fue victoria blanca 1-2, con goles de Pepe y Rafael van der Vaart y descuento de Luis Manuel Seijas. Y hace dos años, Millonarios fue invitado a jugar por el trofeo Santiago Bernabéu, para hacerle un homenaje a Alfredo Di Stéfano. Ahí se vio qué tanto ha crecido el Madrid: fue goleada 8-0...

Ahora, el Madrid tendrá en sus filas al goleador del Mundial, al protagonista de la transferencia más grande en la historia del fútbol colombiano, unos 80 millones de euros. Un orgullo, pero también una responsabilidad.