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Memes: ¿de dónde vienen, por qué su éxito y cuáles son sus peligros?

El Tiempo  |  24 de abril de 2015 (00:27 h.)
Memes Historia

El término no nació con las redes, lleva años. Experta dice que son una herramienta de sumo cuidado.

Una joven bloqueando una puerta de TransMilenio. El histórico apretón de manos entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba. El apresurado ingreso del expresidente Álvaro Uribe a una universidad en Pereira mientras le llovían silbidos. Un carro volcado en unas escaleras de la Universidad Javeriana. La famosa frase “usted no sabe quién soy yo” de un donnadie que quiso pasarse de vivo. O un beso de Madonna que casi hace vomitar al rapero Drake.

Meme 2

Ningún suceso que dé pie para burlarse, enaltecer, reírse o lanzar punzantes críticas a políticos, deportistas, artistas o a cualquier ciudadano del común, que en cuestión de minutos puede saltar a la palestra pública, se salva de los famosos memes. Es quizá una de las palabras más sonadas de Internet y las redes sociales en la actualidad.

Más se demoran los medios de comunicación en registrar un hecho, como la propuesta de Paloma Valencia para dividir el Cauca, que los usuarios de las redes sociales en sacarle jugo al ‘papayazo’ para difundir por sus cuentas imágenes con mensajes de toda índole.

El fenómeno mundial de los memes ha hecho eco desde que las redes sociales se metieron en la cotidianidad de la sociedad. Pero realmente, ¿desde cuándo existen?, ¿por qué su auge?, ¿para qué tanto esmero en semejantes creaciones?, ¿dónde está su historia?

Según el diccionario de Oxford, meme “es un elemento de una cultura o un sistema de comportamiento que pasa de un individuo a otro por imitación” o “una imagen, video, frase, etc., por lo general de carácter humorístico, que copia y se extiende rápidamente por usuarios de internet, a menudo con ligeras variaciones”.

Meme

La segunda definición del diccionario de Oxford pareciera ajustarse más a las imágenes virales, como esta de Philip J. Fry, protagonista de la serie animada ‘Futurama’.

Pero la primera definición que entrega el diccionario evoca realmente el origen de la palabra meme, un término que nació en la década del 70, mucho antes de que Internet comenzara a cambiar la concepción del mundo.

El zoólogo y teórico británico Richard Dawkins acuñó la palabra en su libro ‘The Selfish Gene’ (El gen egoísta), publicado en 1976, y con el cual buscaba establecer una comparación entre los genes y la cultura. Decía que así como los genes se propagan al saltar de un cuerpo a otro mediante los espermatozoides y los óvulos, los memes saltan de un cerebro a otro o de una generación a la siguiente.

Esa definición va de la mano con lo que dice la periodista digital Delia Rodríguez, autora del libro ‘Memecracia, los virales que nos gobiernan’, y quien ha estudiado a profundidad el fenómeno de lo viral y de los memes.

“Aunque hoy identificamos el término con esas imágenes graciosas que la gente comparte en redes, un meme es cualquier idea contagiosa, como el hecho de que una tribu copie la forma de trenzarse el pelo de otra tribu. O una receta de cocina que pasa de generación en generación, la moda de llevar capa y espada. Y por supuesto, un video de YouTube que se hace viral”, dice la española en diálogo con EL TIEMPO.

Así, desde la Lambada o la Macarena, pasando por el Gangnam Style y llegando hasta el famoso Harlem Shake, todos estos bailes también son memes. De hecho, fue la creación de una animación de un baile, en 1996, titulada 'Ooga Chaka Baby', uno de los primeros contenidos en viralizarse en Internet. El video del bebé sacudiéndose al ritmo del ancestral cántico clasifica como 'meme' por ser un contenido que se propagó en la web.

Pero aunque el diccionario de Oxford cuente en su glosario con ella, la palabra aún no ha sido avalada dentro del español. O por lo menos, la Real Academia Española todavía la excluye, pese a que en los últimos años le ha dado su visto bueno a expresiones como blog, chat, tuit o wifi. Sin embargo, algunos lingüistas como Juan Carlos Vergara Silva, director de Lingüística, Literatura y Filología de la Universidad de la Sabana, se atreve a definirla.

“Meme es un proceso de caricaturización de un personaje público con fines de distorsión en el sentido de llegar al lector o al oyente de otra manera diferente a la presencia real del personaje. Y puede tener relación con mímesis o copia, o mimético o mimo. A partir del meme se obtiene humor, ironía o la canalización de afectos o desafectos hacia un personaje”, afirma.

El éxito de un meme y sus peligros

Pero ¿qué hace que alguna costumbre brinque de un abuelo al padre y luego al nieto, o que una imagen que salga de cualquier cuenta de Twitter se replique hasta hacer reír a un presidente o a un artista de talla mundial?

Según Rodríguez, “estudios han concluido que el éxito de un meme depende de dos factores. Primero, debe provocar una emoción muy intensa, positiva o negativa, pero activadora. No basta con que algo sea triste, debe ser indignante. No es suficiente que sea simpático, tiene que ser hilarante. Lo segundo es que debe hacernos pensar en los demás, el tipo de cosa que nos hace llamar a alguien y decirle: “Mira esto”. No hay una fórmula perfecta, porque estamos hablando de información entre humanos y eso es imprevisible, eso hace el mundo más interesante”.

Para un ejemplo, este durante el Mundial de Brasil 2014:

Pero Rodríguez (Delia, la periodista, no James) enfrenta el tema con cautela y evalúa los peligros. Aunque admite que estos garabatos lo primero que provocan es risa, detrás de los memes puede haber un tema de intereses.

“Con un ‘like’ se puede contribuir al linchamiento público de una persona, a extender información falsa, a apoyar una campaña propagandística cuyo alcance no entendemos. No se trata de no compartir información, sino de pensar un segundo antes de compartir algo, mantener una especie de ‘higiene memética’ por nuestro bien y el de los demás”, afirma Rodríguez.

Y aunque cree que tampoco es para echar por la borda el ingenio popular, “hay que tener en cuenta que estos chistes cada vez son menos espontáneos. Políticos, marcas, celebridades, medios de comunicación, todos están intentando crearlos todo el tiempo. Minusvalorarlos es peligroso. Incluso cuando de verdad son algo lúdico, divertido y espontáneo, pueden ser importantes”, opina.

Algunas imágenes que han trascendido

En medio de la avalancha de imágenes que se ven por las redes, hay algunas fotografías y dibujos que surgieron y se fueron consolidando poco a poco, hasta volverse íconos de la cibercomunidad.

Es el caso del ‘piscinazo’ del holandés Arjen Robben en el mundial, la cara del basquetbolista chino Yao Ming, el dibujo bautizado ‘Trollface’, o para acudir a un colombianismo, la famosa ‘loca de las naranjas’.

El éxito en las redes de estas imágenes, acompañadas por un par de líneas de texto cargado de sarcasmo, depende únicamente de la impredecible reacción de los usuarios, cuando desde sus teléfonos, tabletas o computadores suelten una carcajada al verlas y las compartan hasta que se salgan de control. De lo contrario, morirán en su intento por convertirse en virales.