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¿Actuó muy lento EE.UU. en el secuestro de jóvenes en Nigeria?

BBC Mundo  |  09 de mayo de 2014 (00:14 h.)
Protestas contra secuestro

Tres semanas después de que más de 200 niñas fueran secuestradas en Nigeria, Estados Unidos anunció el arribo una delegación a ese país para ayudar en la búsqueda. ¿Es muy poco? ¿Es demasiado tarde?

Pocas historias en 2014 han generado una campaña mundial tan prolongada como el secuestro de cientos de niñas de un colegio en el norte de Nigeria.

Ha habido protestas en Nueva York, en Los Ángeles y en Londres. Mientras, las redes sociales están hirviendo con críticas no solo dirigidas a los responsables sino también al gobierno nigeriano por una percibida falta de interés.

El miércoles, en Estados Unidos, la primera dama Michele Obama se unió a la campaña cuando publicó un tuit con la etiqueta #BringBackOurGirls, que en español significa "traigan de vuelta a nuestras niñas".

Su contribución llegó un día después de que el gobierno anunciara que dispondría de una "célula de coordinación" en su embajada en Abuja, que se nutrirá de la experiencia de varias agencias gubernamentales. Se espera que el equipo ayude a Nigeria en áreas como la inteligencia, el manejo de las investigaciones, las negociaciones con rehenes y la asistencia a las víctimas.

Cuando al secretario de Estado John Kerry se le preguntó en una reunión por qué había tardado tanto, él dio a entender que ya había hecho el ofrecimiento antes.

"Hemos estado en contacto desde el día uno, nuestra embajada ha estado dedicada y nosotros hemos estado dedicados", dijo. "Pero el gobierno tenía su propio conjunto de estrategias en un principio. Y uno puede ofrecer y hablar, pero no puede hacer si un gobierno tiene su propia visión sobre cómo está procediendo".

Además de Estados Unidos, Francia y Reino Unido han enviado equipos, y el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, agradeció a esos tres países y a China por sus esfuerzos.

Las declaraciones de Kerry, sin embargo, no han evitado que algunos se pregunten por qué Occidente no actuó antes, un argumento que rechazó el portavoz del primer ministro británico David Cameron.

La comparación con Malaysia Airlines

Algunos analistas han contrastado la movilización inmediata y de muchas naciones que suscitó la desaparición del vuelo MH370 con la falta de acción ante este secuestro masivo.

Pero los expertos tienden a estar de acuerdo en que no hay mucho más que hubiera podido hacer Washington.

África a veces puede pasar desapercibida en los ojos occidentales, pero no en este caso, dice Stephen Hayes, presidente del Consejo Corporativo sobre África, una entidad basada en Washington.

"Poco después de que ocurrió el secuestro se hizo la oferta pero no fue aceptada", dice. "Fue una oferta general de ayuda, similar a la que está haciendo ahora".

El analista asegura que los nigerianos, como los estadounidenses, tienen una mezcla de arrogancia y orgullo, pero cambiaron de opinión cuando se dieron cuenta de la magnitud de la condena internacional.

Más allá del aspecto temporal de la ayuda, hay dudas sobre si un equipo de Estados Unidos pueda marcar la diferencia.

El Departamento de Estado se ha negado a decir cuántas personas forman parte de esta unidad, pero sí ha dicho que incluiría personal militar y funcionarios encargados del orden público.

Un vocero añadió que el Comando África de Estados Unidos, que se relaciona con países de la región en temas militares, también iba a enviar un equipo, y que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) estaba listo para hacer lo propio de ser necesario.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) tiene a 150 funcionarios estadounidenses y locales desplegados en Nigeria y uno de sus voceros, hablando desde Abuja, dijo que se le pidió que ofreciera ayuda a las niñas que sean encontradas.

Una misión enorme

Pero antes hay que encontrarlas en una misión de enormes proporciones. Se estima que unos 200 militantes participaron en la operación de la que se responsabilizó el grupo Boko Haram.

Se cree, además, que las niñas han sido repartidas en grupos más pequeños y desperdigadas por el tupido Bosque Sambisa, que cubre unos 60.000 kilómetros cuadrados.

Un pequeño equipo de Estados Unidos no va a marcar la diferencia. Pero eso no quiere decir que sea puro artificio. Así asegura Richard Downie, subdirector del programa sobre África del Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), un centro de estudios con sede en Washington.

Según el analista, el equipo estadounidense ayudará a tapar huecos en las habilidades de las fuerzas de seguridad nigerianas, que en el pasado no han podido prevenir ataques por falta de coordinación e intercambio de información.

Algunos senadores de Estados Unidos están presionando al gobierno para que haga algo más -como ayuda en tecnología aérea y satelital- pero Downie dice que es difícil saber qué tipo de respuesta la gente espera de Washington.

"Los medios a nivel mundial se han volcado sobre esta historia y hay un clamor en las redes sociales para hacer algo y traer a estas niñas de vuelta", dice. "Pero la complejidad de hacerlo es inmensa y no queremos decidir acciones que sean contraproducentes o potencialmente peligrosas para estas niñas. Creo que cualquier solución será negociada en vez de entrar por la fuerza".

Limitaciones

Downie agrega que Estados Unidos está muy limitado en términos de política. El gobierno quiere ser visto como una entidad que está haciendo algo útil, y también quiere presionar a sus pares nigerianos para que se esfuercen más en buscar a las secuestradas.

No obstante, Nigeria es un país muy importante de África por lo que es clave que Estados Unidos mantenga buenas relaciones.

En el marco de la condena internacional, el presidente Jonathan ha asegurado que traerá a las niñas de vuelta y castigará a los culpables.

Su país tiene una relación funcional con Estados Unidos en términos de seguridad -Washington ayuda a entrenar a los militares nigerianos- pero rechazó ofertas de ayuda en el pasado para combatir el robo de petróleo en el delta del Níger.

"Hay una sensación de amor propio, de vergüenza y de reticencia al lavar la ropa sucia en público", dice Downie, así que sería riguroso acusar a Estados Unidos de no hacer suficiente. La responsabilidad primordial está en manos del gobierno nigeriano.

"Este no es un país con pocos recursos o capacidades", concluye. "El tema es de disposición política y ningún tipo de asistencia extranjera puede mejorar la situación si no hay un socio viable con quien trabajar, uno que esté genuinamente comprometido a solucionar estos problemas".