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César Augusto Niño González

Un posconflicto sin terminar el conflicto

Profesor de Relaciones Internacionales Universidad Santo Tomás

César Augusto Niño González | 03 de julio de 2015

La realidad política y de seguridad del país responde a una lógica coherente de fuerzas rivales encontradas en un mismo espacio geográfico. El conflicto armado y todas las aristas que esto trae no han terminado. Lo ocurrido el pasado jueves 2 de julio en la ciudad de Bogotá es consecuencia del conflicto y causa del posconflicto que convergen en un punto de equilibrio donde la confrontación pareciera no tener fin. 

El posconflicto será ese momento en el cual los actores adversos al Estado serán difusos, gaseosos y los actos criminales no podrán identificarse con responsables y autores. Los costos de dicho momento serán lidiar con actores irregulares que han mutado a dimensiones distintas. Su trasformación depende de dinámicas asimétricas que desconciertan a los operadores de seguridad del país.

En ese sentido, lo ocurrido en el centro financiero de Bogotá, es la manifestación de un abrebocas a la escalada de nuevas variables y dimensiones de criminalidad. No importa qué actor cometa ahora los atentados, es un asunto crucial donde la línea que diferencia el espectro de la seguridad ciudadana de la seguridad nacional se tornará tenue, hasta el punto de ser tan volátil que puede ser las dos al mismo tiempo. Es importante, sin duda, que los medios y la opinión pública conozcan que las Farc no son la única amenaza al país. Son tan sólo una porción que han volcado todo un despliegue mediático a cubrir dicho escenario. Colombia está cundido de múltiples amenazas, incluso sin nombre ni rótulos hoy.

@cesarnino4 

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