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¡Presidente, cero y van dos!

Henry Julian Gamba | 02 de agosto de 2015

En la Habana–Cuba se gesta la reunión más trascendental para la historia contemporánea de Colombia. Se trata de nada más y nada menos que la futura configuración política y social del Estado colombiano. En el posible escenario del postconflicto se podría tejer toda clase de realidades, (desde el resurgimiento de nuevos grupos ilegales hasta el escalamiento de los máximos cabecillas de las Farc a la cúspide del poder) sería el reflejo de lo acordado. Sin embargo, a estas alturas del “partido” me surge una pregunta: el proceso es un ¿diálogo o una negociación?

El aberrante asesinato de once soldados en Cauca por integrantes de las Farc dejó una herida muy grave. Las secuelas se reflejaron con el multitudinario repudio de los colombianos hacia esa guerrilla.

Y nuevamente inició la cacería, como en tiempos inquisidores –la orden fue buscar al demonio que acecha desde lo más recóndito de la selva a débiles o ‘enemigos’- la Fuerza Aérea Colombiana desplegó su arremetida bélica contra insurgentes, tras estar apaciguada por orden explicita de Santos. Más guerra. ¡Presidente, cero y van uno!

Los atentados cometidos por milicianos de las Farc a las fuerzas militares, a la infraestructura de hidrocarburos y el derivado daño al ecosistema por el vertimiento del crudo aumentaron considerablemente en el primer semestre de 2014. Estos hechos se redactaran en la cronología del proceso como un acto de incitación a los plenipotenciarios del gobierno Santos. Acaso la guerrilla estará midiendo cuál es el límite de la paciencia del primer mandatario. Por su parte, Humberto De la Calle, jefe negociador del gobierno, aseguró en entrevista con el periodista Juan Gossaín, “Es posible que un día la Farc no nos encuentren en la mesa.”

Un paso adelante, dos atrás. El séptimo mes del presente año estuvo sometido en la anterior analogía, sí, julio ha sido el periodo de tiempo en el cual se han dado pronunciamientos que definiría si se firma o se fracasa el proceso de paz. Las Farc por un lado decretaron un nuevo cese al fuego unilateral y como disposición, liberaron al teniente Moscoso.

El gobierno respondió a través de una alocución presidencial en la cual Santos instó a la sociedad colombiana de apoyar el desescalamiento del conflicto, que en palabras del presidente se trata de “desescalar el lengüaje”.

Es decir, de ahora en adelante los que estén a favor o en contra deberán remplazar los pronombres, verbos, adverbios o adjetivos con los que se han denominado a las Farc. El intelectual pensará, hacer uso de sinónimos amenos para referirse a Timochenko, Márquez, Catatumbo y compañía es realmente estúpido, sería tapar el sol con un dedo.

Hagamos un ejercicio con los siguientes ejemplos: 1) Guerrillero por revolucionario de la patria, 2) secuestro; retención a oligarca, 3) Colombia, en palabra guerrillera debe ser la ‘la nueva Colombia’, y por último, cómo desescalamos el lengüaje de un titular de prensa que atemorizó a 48 millones de colombianos: “Farc matan a once soldados del Ejército en Cauca”, fuente revista Semana. Ayúdenos Presidente, ¿cuál es el sinónimo adecuado para este ejemplo?

Presidente, ¡cero y van dos!, después de que las Farc iniciaron el cese de hostigamientos se han registrado dos ataques por integrantes de este grupo subversivo. Sr. Juan Manual Santos, su respuesta como comandante en jefe de la fuerza legítima de Colombia fue el cese de bombardeos de la FAC a campamentos de la guerrilla. Críticos al proceso de paz aseguran que es el inicio de un cese al fuego bilateral. Esta clase de acciones le han servido a los guerrilleros para fortalecer su estructura militar.

Los lectores definirán quién es el que negocia y quién dialoga. Pero cabe recordar que en una negociación lo esencial es que entre las partes triunfe la honestidad, lealtad y verdad. Los trágicos antecedentes dejan muy mal parados a los representantes de la guerrilla en la Habana que negocian mientras el gobierno insiste en buscar una salida del conflicto por la vía del dialogo.

Durante los cuatro meses que ha dispuesto el gobierno como plazo para agilizar el proceso, espero no escribir una columna titulada : ¡Presidente, cero y van tres! Pues la tercera, probablemente sea la definitiva.

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