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David José Valencia

Reforma tributaria, una espada de damocles

Director Nacional del Partido Conservador

David José Valencia | 10 de diciembre de 2014

Como es bien sabido por la opinión, el gobierno nacional alista la reforma tributaria mas dura y polémica de los últimos tiempos, programada para llenar un vacío fiscal de cerca de 12 billones de pesos en el presupuesto nacional, que hoy se sabe como se van a gastar, pero no se sabe de donde van a salir.

Lo cierto es que el gobierno en su carrera reeleccionista adquirió numerosos compromisos que fueron refrendados en el proyecto de presupuesto para el año 2015 y que hoy tienen al país ad portas de una compleja reforma tributaria.

Sobre el proyecto de reforma, hay que decir que esta se convierte en una espada de Damocles para la sostenibilidad de la macroeconomía, puesto que como ha sido presentada, afecta duramente a la inversión, a la empresa y finalmente al empleo, convirtiéndose en una bomba social que podría explotar en el mediano plazo, con consecuencias catastróficas que golpearían al sector productivo y sin duda afectaran dramáticamente la construcción de clase media.

El punto mas controversial es tal vez el del llamado impuesto a la riqueza, con el que se pretende financiar el desfase existente en el presupuesto, sin embargo ésta imposición resulta sumamente inconveniente, debido a que plantea aumentar el gravamen al patrimonio, lo que afecta duramente al empresariado, entiéndase que, mayor patrimonio no significa necesariamente mayor renta, en otras palabras, una empresa puede tener un patrimonio sumamente amplio, pero una renta modesta con relación a éste, de tal manera que al gravarle el patrimonio, una empresa podría terminar pagando en impuestos mas de lo que recibe en utilidad, o en el caso de una familia que heredara una finca y esta finca costara mas de mil millones de pesos, pero aun no fuera productiva, terminaría pagando en tributos lo que no produce, así pues en estos casos hipotéticos, por una parte la familia terminaría vendiendo la finca, y por el otro la empresa solo tendría tres alternativas, bien fuera disminuir personal para bajar costos y poder soportar la carga impositiva, o buscar condiciones mas favorables en otros Estados y llevarse su inversión, o bien adquirir deuda para bajar patrimonio; todas estas alternativas resultan en un grave perjuicio para el país, puesto que las dos primeras golpean al empleo directamente y la ultima terminaría elevando las tasas de interés.

Ahora bien, éste no es el único reto fiscal que tendría que soportar el país, pues el déficit detectado será mucho mayor al previsto y antes mencionado de 12 billones de pesos, pues el calculo de la renta petrolera, para determinar los aportes de ésta a la economía, se realizó bajo la premisa de un barril de petróleo superior a los 90 US dólares, con la caída de los precios que hoy están por poco arriba de los 70 US dólares y se espera que puedan caer hasta el piso de los 60 US dólares, el déficit solo en renta petrolera podría superar los 12 billones, es decir que el presupuesto del Estado estaría desfinanciado en cerca de 24 billones de pesos, esto es déficit inicial mas déficit renta petrolera, lo que pone a las finanzas publicas en una posición muy delicada, por lo que las medidas que adopte el ejecutivo deben ser estructurales y mucho mas profundas que una mera reforma tributaria. El país requiere un compromiso para modificar y simplificar el estatuto tributario a fin de hacerlo mas eficiente, además aumentar el índice de recaudo, atacando la evasión, e implementar una política de austeridad estatal, y fortalecer los mecanismos de inversión mixtos, como las alianzas público privadas y las concesiones.

Una reforma tributaria mal llevada puede llevar al traste a una economía, como nos lo muestra lo acontecido en Chile, donde el resultado a partir de su tributaria, es aumento en la inflación, baja en la inversión y desaceleración económica en un ambiente de desconcierto y preocupación en la población chilena. Colombia por su parte debe asumir el reto fiscal venidero con toda responsabilidad para evitar que el remedio sea peor que la enfermedad, pues el éxito de una economía dinámica es el crecimiento y fortalecimiento de los privados, sin embargo la realidad es que hoy existe un hueco fiscal y éste debe ser suplido, bajo el entendido que deben ser medidas excepcionales, por tanto el gobierno nacional o en su defecto el congreso de la república debe modificar el proyecto de reforma tributaria y aumentar la carga impositiva a la renta y no al patrimonio, hacer esto solo para la vigencia fiscal 2015 como una medida transitoria que permita a Colombia nivelar su presupuesto, además se debe socializar el proyecto de reforma con los gremios de la producción y dejar claro en el mismo proyecto que para el 2016 se reversara la carga transitoriamente impuesta, y se aumentaran los beneficios no tributarios a los inversionistas, a fin de darles tranquilidad, mantener la inversión y de esta manera estimular la creación de clase media.

Gravar al patrimonio no es otra cosa que gravar a la inversión y al ahorro y esto es peligroso, puesto que destruye la confianza de los inversores y afecta la competitividad y modernización del país, mas aun cuando en un Estado moderno el empleo debe ser la primera y mas importante política social.

David Valencia Campo
@davidjosevc

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