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El Universo | 14 de octubre de 2014

La educación es hoy en Colombia el tema de moda. Está en boca de todos; actores gubernamentales, privados y como es obvio, de la academia. Y esto lo aplaudo. Porque así debería ser.

Considero que la educación es el medio que garantiza el desarrollo sostenible a largo plazo de los valores de la sociedad; esos que lamentablemente carecemos. También considero que la educación, entendido como el acceso a programas académicos de los más altos estándares en todos los niveles (básico, primaria, secundaria, técnico, tecnólogo, pregrado, posgrados, doctorados, formación continuada, etc.) nos pone a todos en igualdad de condiciones para competir en el mercado laboral. Pero cómo pasamos de hablar (y escribir), que tanto nos gusta a los colombianos, a actuar y realizar acciones concretas…

Tras solo 50 días de haber comenzado el nuevo gobierno ya hay buenos indicios de que la educación jugará un papel importante en la agenda nacional. Se anunciaron 10.000 becas, o créditos condonados (con sus requisitos específicos), a los mejores estudiantes de los estratos 1 y 2 que estén afiliados al SISBEN. Aunque haya críticas que la tildan como una medida de corto plazo, o elitista que obliga a los “bajos estratos” a estudiar en universidades a las que hoy solo acceden las denominadas “clases altas”, aplaudo este gran primer paso que da el gobierno. Este programa premiará a los estudiantes sobresalientes elevando el nivel de las mejores universidades, y es mejor un premio a la excelencia que un regalo porque sí; habrá competencia. Adicionalmente, creará un nuevo ambiente de integración social, esa que tanto hace falta en nuestro país. Habrá un relacionamiento inédito entre clases “altas” y “bajas”, que por el momento que pasa el país, resultará beneficioso para la construcción de un futuro más equitativo.

En el 2015, Colombia pasará por primera vez a gastar más en educación que en seguridad; y eso lo considero un logro importante para el desarrollo de propuestas que sí piensen en el largo plazo. Es esto lo que ha transformado al departamento de Antioquia en estos últimos tres años. “Antioquia, la más educada” logrará construir Parques Educativos en 80 de los 125 municipios del departamento. Esto es infraestructura física, digital y de conocimiento que provee a los habitantes de estos alejados municipios la oportunidad de acceder a nuevas tecnologías, a programas de emprendimiento, de formación para la vida laboral y con la posibilidad de convertirse en centros de bilingüismo.

También es grato enterarse que desde el sector privado hay iniciativas concretas a favor de la educación de poblaciones vulnerables. Una que me genera admiración es la de “El Pacto por la Educación”, que considero yo, ha logrado ubicar como la prioridad número uno la promoción de la educación. Otro movimiento privado que está dando de qué hablar en temas de educación es la campaña “Yo soy Capaz”. En el marco de esta campaña, Coca-Cola FEMSA ha integrado sus Centros Comunitarios de Aprendizaje. Estos centros buscan beneficiar a las comunidades más vulnerables dándoles acceso a la educación y a la información. Hoy en día cuentan con 10, pero podrían llegar a ser muchos más. El sector privado está llamado a aportar más a esta causa, a brindar a segmentos de la sociedad que han estado históricamente aislados por el estado, elementos que eleven la competitividad del factor humano.

Y es que cuando analizamos el “Índice Departamental de Competitividad” que desarrolla el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, quedan en evidencia los

factores que más atentan contra la competitividad del país. Aunque en educación básica se han alcanzado niveles aceptables en la gran mayoría de los departamentos, la puntuación que otorga al estudio a la educación superior no pasa del 6/10; exceptuando únicamente a Bogotá que concentra a las mejores universidades del país. Auténtica rajada. Esto se repite en el pilar de Innovación Empresarial. Sólo Bogotá pasa de los 6 puntos. Estos dos pilares enunciados cubren los siguientes criterios: Cobertura, Calidad y Bilingüismo; e Investigación, Inversión en CTI y patentes. Quedan en evidencia, entonces cuales son los factores que nos alejan cada vez más del mundo desarrollado que evoluciona a velocidades que crecen exponencialmente.

Las iniciativas antes descritas son seguramente algunas de las que podrán funcionar como impulsoras de los estándares de educación, elemento esencial de la competitividad de las regiones y el país. Pero como decía en mi anterior columna "Competitividad vs Centralismo", no podemos esperar a que nuestro sistema público ineficiente genere resultados. Corresponde entonces al sector privado y la academia actuar, en lo posible, en asocio con el sector público. La campaña “#SoyCapaz”, que agrupa a más de 150 entidades privadas, 66 artistas, etc. se convierte entonces en un actor importante en la canalización de estos esfuerzos. A través de ella se podrán realizar proyectos conjuntos entre las entidades para desarrollar guarderías, colegios, universidades, centros de estudio, centros de investigación, programas de promoción del emprendimiento, entre muchos otros.

Se podrá proponer también que, dependiendo del área de expertise, las entidades vinculadas promuevan programas focalizados que eduquen a poblaciones vulneradas y apartadas por la violencia. Por poner ejemplos: los bancos podrán desarrollar programas de educación financiera; los medios de comunicación podrán desarrollar programas para aprender a escribir y hablar apropiadamente; las empresas de tecnología (como Twitter y Google que ya están vinculados) podrán crear programas de acceso a TICS e investigación y desarrollo; y en general todas estas organizaciones podrán crear universidades corporativas para formar a su propio factr humano según sus necesidades específicas, brindando también oportunidades laborales. Como dije, son solo ejemplos posiblemente utópicos e idealistas. Pero tal vez sean una oportunidad real y única para que las empresas dejen un legado que genere real impacto en la sociedad, y tal vez esta sea la única y mejor forma para que las poblaciones alejadas por la violencia, accedan a oportunidades reales de crecimiento y desarrollo.

Es sin duda un primer y gran paso que ya se esté hablando e iniciando programas promotores de la educación. Y es tarea de todos, públicos y privados, el generar un impacto real en las personas que más lo necesitan. No corresponde necesariamente al sector privado desarrollar estos programas, ya que no es su core business o razón social. Pero sin duda es una gran oportunidad para invertir en la sociedad colombiana, que ha demostrado tener potencial de rentabilidad.

Por Daniel Gilchrist Martínez, Twitter: @dgilchristm

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