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El 2014, año maravilloso para la Selección Colombia

El Tiempo  |  18 de noviembre de 2014 (23:46 h.)
Seleccion Colombia

El quinto lugar en el Mundial y el tercero en el ranking Fifa son reflejo del presente del equipo.

El 15 de octubre de 2013 comenzó una ilusión que creció durante todo el 2014. Ese día se consiguió la clasificación al Mundial de Brasil. Pero la forma como el equipo afrontó el torneo y todo lo que se consiguió alrededor es algo que no estaba en los cálculos de nadie. Y que muy pocos van a poder olvidar.

La Selección se fue a vacaciones hasta marzo con su triunfo 0-1 frente a Eslovenia. Fue el cierre de un año espectacular, que comenzó con sustos y terminó con alegría, con la imagen de José Pékerman y de los jugadores en el punto más alto de la historia del fútbol colombiano.

Y comenzó con sustos porque, el 22 de enero, la máxima figura de la Selección en ese momento, Radamel Falcao García, sufrió un golpe que pudo ser certero para el ánimo del equipo con miras al Mundial. El delantero que entonces jugaba en Mónaco recibió una fuerte entrada de Soner Ertek, defensa de Chasselay, en un partido de la Copa de Francia. Resultado, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda.

Quedaban, en ese momento, cuatro meses y 23 días para recuperarlo si quería estar en la lista de 23 jugadores que iban a Brasil. Los tiempos no daban. Colombia fue una cadena de oración de 44 millones de personas, esperando la recuperación del delantero, que no se dio. Alcanzó a estar en una preselección de 30, pero no en la lista definitiva, de la que él mismo se borró.

Mientras la gente hacía fuerza para que el ‘9’ colombiano llegara al Mundial, Pékerman empezaba a buscar un plan B. Y en él estaban apenas tres partidos de preparación: un empate a un gol con Túnez, el 5 de marzo en Barcelona (España); otra igualdad, esta vez con Senegal, el primero de junio en Buenos Aires, y, por fin, una victoria, 3-0 a Jordania, el 6 del mismo mes. No había tiempo para probar nada más. Lo más fácil era cambiar pieza por pieza. Pero Pékerman lideró la metamorfosis de la Selección.

James, enorme

El 14 de junio fue el primer partido de Colombia en el Mundial. La gente se resignó a la ausencia de Falcao. El cuerpo técnico tenía una sorpresa. El equipo jugaba distinto. Y muy bien. A los cinco minutos del primer partido, que fue contra Grecia, Pablo Armero hizo gritar a un estadio Mineirão, de Belo Horizonte, repleto de colombianos. Llegaron dos festejos más: uno de Teófilo Gutiérrez, a los 13 ST, y otro de un jugador que iba a dar de qué hablar, James Rodríguez. 3-0 contra los ‘helenos’. Buen comienzo.

La mancha amarilla se trasladó, como pudo, invadiendo los aeropuertos y las carreteras de Brasil para llegar a la capital, Brasilia. Y el segundo partido, contra Costa de Marfil, el 19 de junio, fue bien duro. Hubo que esperar 64 minutos para que James le ganara un cabezazo a Didier Drogba y pusiera a la Selección en la vía a los octavos de final. Otro jovencito, Juan Fernando Quintero, hizo el segundo, seis minutos después. Pero a los 28 ST, Gervinho puso a sufrir a los hinchas de amarillo. La reacción de los africanos no fue suficiente.

El equipo quedaba a un paso de la clasificación. Y el tiquete se selló esa misma noche, con restaurantes y bares de Brasilia llenos de hinchas colombianos, esperando un festejo que llegó tras el empate sin goles entre Grecia y Japón. Ya con eso, Colombia igualaba su mejor Mundial.

Pero faltaba una de las jornadas más emocionantes de la historia del fútbol colombiano. Fue en Cuiabá, el 24 de junio. Pékerman sorprendió al cambiar a ocho jugadores. Y los suplentes terminaron goleando a Japón. Para eso tuvo que aparecer James Rodríguez en el segundo tiempo. El juego estaba 1-1 en el primer tiempo, con tantos de Juan Guillermo Cuadrado y Shinji Okazaki. Pero después apareció Jackson Martínez, a quien muchos apuntaban como reemplazo de Falcao, para anotar dos goles, uno de ellos a lo Falcao, con enganche de derecha y remate de derecha, como el que el ‘Tigre’ marcó en la final de la Superliga de Europa a Chelsea, dos años atrás.

Con el 3-1, Pékerman hizo un cambio para que el más experimentado de la Selección, el portero Faryd Mondragón, recibiera un merecido homenaje. Apenas pisó la cancha del Arena Pantanal se convirtió en el jugador más viejo en jugar en un Mundial. Hubo lágrimas afuera y adentro de la cancha. Y un gol más. Un golazo, para ser precisos, de James Rodríguez. Primeros, invictos y jugando bien…

Si algún hincha no alcanzó a emocionarse con lo de Cuiabá, la Selección se encargó de subir el listón. Y fue nada menos que en el Maracaná, el mítico estadio de Río de Janeiro en el que Uruguay rompió la historia al vencer a Brasil en la final del Mundial de 1950. Esta vez, las víctimas fueron los uruguayos.

El mejor gol del Mundial se dio ese 28 de junio. Todavía muchos se admiran al ver cómo James Rodríguez paró la pelota en el pecho y, sin dejarla caer, metió una volea de zurda para vencer al portero Fernando Muslera. ¡GOLAZO! Jugada individual, brillante. Y faltaba una jugada colectiva, también brillante, a puro toque, para que el propio James marcara el 2-0 en el segundo tiempo. Fue el momento cumbre del año.

El Mundial, para Colombia, se acabó seis días después, en Fortaleza, en un polémico partido frente a los locales que se perdió 2-1. Pero ya la fiesta estaba armada. Y así lo demostró Bogotá, con un multitudinario recibimiento.

Las secuelas

El Mundial hizo que a Colombia, por fin, la miraran con respeto en el fútbol internacional. Y el mercado de verano en Europa se encargó de confirmarlo. James, el goleador del Mundial (¡nada menos!) se fue a Real Madrid, por 80 millones de euros, la transferencia más costosa de colombiano alguno en toda la historia. David Ospina pasó a Arsenal, de Inglaterra. ¿Y Falcao? Se demoró seis meses para volver a jugar. Pero lo hizo con goles en Mónaco. Y luego también fue transferido a uno de los grandes de Europa, Manchester United, a préstamo.

El cariño por la Selección estaba por todo lo alto. Pero quedaba una sensación de frustración con lo que pasó con Brasil. Y el destino quiso que el primer partido amistoso fuera contra los brasileños, que después de haber eliminado a Colombia sufrieron la peor humillación de su historia, al perder 1-7 con Alemania en semifinales. El desquite volvió a quedar aplazado. Brasil ganó 1-0.

El resto del año estuvo lleno de alegrías. A la gente en las calles le quedó la bonita costumbre de ponerse la camiseta cuando juega la Selección, así sea un amistoso. Y el equipo respondió al cariño. En octubre, en dos partidos en Estados Unidos, dos victorias (3-0 a El Salvador, con el regreso al gol de Falcao, y 1-0 a Canadá, y ahora, en Europa, triunfos sobre Estados Unidos y Eslovenia, 2-1 y 0-1, respectivamente). Y lo mejor, Pékerman comienza a construir la Selección del futuro, con llamados a jugadores como Jeison Murillo, Yimmi Chará, Daniel Bocanegra y Pedro Franco.

El ánimo de la Selección termina el año por todo lo alto. Y además, James Rodríguez está entre los 23 nominados al’ Balón de Oro’, su gol a Uruguay está entre los 10 candidatos al premio Puskas, y el equipo es tercero en la clasificación mundial, solo superado por Alemania y Argentina, campeón y subcampeón del mundo, respectivamente. ¡Cómo olvidar el Mundialazo, cómo olvidar este 2014 inolvidable!​

José Orlando Ascencio