Ustedes, señores
No señores, no les creemos: esta no es una guerra contra una amenaza terrorista y no es tampoco una guerra revolucionaria. Esta es una guerra estúpida que han librado ustedes -cada uno con sus discurso y sus tropas- para beneficio de ustedes y nada más de ustedes. Y no, no señores, no estamos dispuestos a recibir un golpe más. No vamos a seguir callados mientras ustedes se reparten el derecho a hablar, a despotricar uno del otro como perros rabiosos que se pelean por un pedazo de carne. Tal vez ha sido ese uno de sus mayores errores: que ven en nosotros a una presa fácil que pueden seducir y atrapar mientras le siguen enseñando los dientes a su enemigo. Ustedes se odian pero se necesitan, pero nosotros, señores, no los necesitamos a ustedes. Nos estorban.